
16 Ago ¿Cómo ponerme en contacto con mi sombra?
Según explicamos en el anterior artículo “Tu sombra es tu gran aliada”, en nuestro interior existe una parte a la que llamamos sombra que espera ser reconocida. De la misma manera que aquella parte más “luminosa” que nos gusta mostrar al exterior, la sombra esa parte que por considerar inapropiada muchas veces ignoramos, también es nuestra. Gracias al abrazo de nuestro reconocimiento, esa parte oscura se iluminará formando parte de nuestra luz también.
Existen numerosas herramientas con las que podemos contactar con todos aquellos rincones oscuros que hemos desatendido durante años. Indudablemente, la ayuda de un profesional será la manera más fácil de acceder a todas esas recónditas memorias. No obstante, como te prometimos en nuestro anterior artículo, vamos a darte un sencillo ejercicio que puede ayudarte a hacerlo por ti mismo.

Unsplahs/Daniel Burka
Ejercicio para conectar con la sombra
Para comenzar a experimentarnos y a ofrecernos una escucha atenta de lo que sucede en nuestro interior te invitamos a hacer este ejercicio. Puedes grabar tu voz leyendo las instrucciones que te daremos más abajo o pedir a algún amigo que lo lea para ti. Eso lo dejamos a tu elección.
- Comienza cerrando los ojos y sintiendo tu respiración. Respira conscientemente sintiendo como el aire entra y sale de tu interior. Observa y siente tu cuerpo. Date cuenta de si encuentras alguna zona en concreto en la que puedas sentir alguna molestia o limitación. Permítete tan solo escuchar.
- Una vez identificada la zona de limitación dale forma y color de manera imaginaria. ¿Si fuera un material, de qué sería? ¿Del 1 al 10, qué intensidad tiene? Sigue sintiendo tu respiración.
- Ahora imagina una silla delante de ti. En esa silla vas a permitir sacar esa molestia de tu interior y ponerla delante de ti con todo su esplendor. Otórgale toda su forma y observa si es grande o pequeña. Mírala.
- Imagina ahora que te puedes sentar en esa silla y mirarte como si fueras esa sombra, ese malestar. Mírate desde sus ojos. Observa para qué está ahí. Y desde aquí escucha el mensaje que esta parte de ti va a entregarte.
- Vuelve de nuevo a tu lugar de origen y observa esa energía delante de ti. Recuerda que eres luz. Permite que esa luz entre en ti y te conecte con tu seguridad, con tu confianza y con aquello que puedes resolver por ti. De esta manera esa energía ya no tendrá que hacerlo.
- Transforma esa energía de enemigo en aliado. Observa en qué va a empezar ayudarte.
- Dale las gracias por la función que ha hecho hasta ahora y también por esta transformación que te permitirá tener esta parte de ti como aliada. Siente como se hace uno contigo.
- Respira profundamente e integra esa sensación.
Unsplash/Joyful
Este ejercicio es muy oportuno para situaciones difíciles. En mi propia experiencia lo he utilizado, con mucho éxito, incluso lidiando con figuras tan aterrorizantes como un dragón de siete cabezas. Lo que realmente debe interesarnos no es la transformación sino identificar que siempre hay una ayuda aunque sea de forma dolorosa.
Siempre hay un regalo. Lo importante es reconocer esa parte oscura desde nuestra nueva mirada y agradecerle su función.