
18 Ago ¿Y si esto no es mío?
Nuestro destino está dirigido por nuestro inconsciente. En él se encuentran todos aquellos programas del pasado que no nos hacen posible actualizar las circunstancias que vivimos. Son muchas las personas que se dan cuenta de que en su vida se repiten, una y otra vez, ciertos asuntos dolorosos que ya sucedieron a sus antepasados. Las Constelaciones Familiares y el estudio del Transgeneracional son imprescindibles para afrontar y traer a la consciencia todos esos asuntos que al ser reconocidos y honrados nos proporcionan la liberación tan deseada.
Obstáculos en el camino
¿Quién no ha sentido que en su vida se repiten los obstáculos que impiden que lleguemos a conseguir aquello que deseamos? Embarazos que no se producen, dificultades económicas, depresiones continuas, enfermedades hereditarias… Las situaciones que perturban y marcan nuestra vida son innumerables. Aunque las identificamos como propias, en muchas ocasiones, solo pueden ser resueltas estudiando el Transgeneracional o a través de las Constelaciones Familiares.

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Analizar el árbol genealógico es la mejor manera de entender e iluminar todas esas circunstancias que denominamos obstáculos. De la misma manera, gracias a este entendimiento, liberamos a nuestros descendientes de vivir lo mismo una vez más. A su vez, esta es una herramienta muy interesante porque honra todo el sufrimiento de nuestros ancestros.
Obteniendo el testigo
Nuestra vinculación con nuestra familia comienza ya en el momento de la concepción. Por supuesto, esta conexión es más específica con algunos de nuestros ancestros. Podríamos decir que junto con el código genético que recibimos también se nos otorga un paquete de información que nos permitirá sobrevivir y que nos guiará aunque sea de forma inconsciente.
El inconsciente guarda toda esa información en un eterno espacio atemporal donde siempre será cierto y válido. Probablemente, todo eso que nos mueve ya no sería adecuado para el momento en el que vivimos. Sin embargo, para el inconsciente esto es real. Por ello de manera casi automática, y basándose en la memoria almacenada, genera en nuestra vida un destino que no es nuestro.

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Despertar al dolor familiar
El trabajo que se hace con el Transgeneracional nos ayuda a reconocer todo el dolor que vivieron nuestros antepasados y con el que nos encontramos vinculados. Pero mientras todo permanezca oculto nada, o muy poco, se solucionara. Llegado un determinado momento una de los familiares que sufre estas circunstancias dolorosas puede “despertar”. Gracias a ese reconocimiento del despierto se produce la liberación del inconsciente.
Todo el proceso del trabajo Transgeneracional es reconocer el sufrimiento, el drama o el dolor que fue vivido por uno o varios antepasados con los que estamos vinculados.
Identificar aquello que no es mío
¿De qué manera podemos distinguir si en nuestra vida se expresa una memoria Transgeneracional?
En general, basta con observar aquellos asuntos que no funcionan. Podemos hablar de enfermedades, profesiones que no nos satisfacen, obsesiones, dificultades económicas, problemas de pareja, etc.
No obstante, también existen otras situaciones menos evidentes que también podrían necesitar de una revisión. Por ejemplo, cuando sentimos que estamos viviendo algo que no es nuestro. A veces, la intuición nos susurra al oído desde memorias ancestrales. Así mismo, ciertas reacciones desproporcionadas ante ciertos problemas podrían hablarnos de que estamos atrapados en ciertas memorias.

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Cuando reconocemos y honramos el dolor de los ancestros, tenemos acceso a la posible solución de problemas que nos acompañan desde siempre aunque quizá no se hayan manifestado aún en nuestra línea de vida. Gracias al estudio del Transgeneracional y a las Constelaciones Familiares es posible hacer un “barrido” del campo de información que contiene el dolor de nuestro sistema familiar y, por resonancia, de toda la humanidad.