Aprende a reconocer aquello que vive en tu interior

Aprende a reconocer aquello que vive en tu interior

Todo aquello que habita en nuestro interior es parte nuestra y no debería ser enjuiciado. Permitir que cada parte nuestra se exprese y agradecerla transforma la energía que antes fue en contra en nuestra aliada. No obstante, para poder permitir a cada parte nuestra expresarse es importante que podamos escuchar y observar todo aquello que nos integra.

Espejos

Cuando no escuchamos con interés aquello que estamos sintiendo es muy posible que nuestro cuerpo nos haga llamadas de atención. En otras ocasiones el exterior nos servirá de espejo en el que esas partes ignoradas aparecerán. Es posible que pueda experimentar conflictos con personas a mi alrededor o que ciertas situaciones nos planteen retos que nos lleven a indagar en nuestro sentir.

Unsplash/Content Pixie

En todos estos casos es muy importante entender que, eso que sucede, es un entrenamiento que  me sirve para desarrollar ciertas capacidades. Más que intentar llegar a un acuerdo con el otro es necesario que observe qué me enseña esa situación a mi.

Conflictos antiguos

Son muchas las ocasiones en las que vivimos conflictos que, incluso cuando ya han pasado, nos hacen sentir enganchados al dolor que nos produjeron. Reconocer esas emociones no quiere decir que nos tengamos que enfocar en ellas en exceso ya que esto seria elegir alimentar esa emoción y sufrir. Solo es necesario el reconocimiento y después seguir hacía adelante. Con el tiempo, al darnos cuenta de este hecho, los conflictos cada vez duran menos.

Otras personas, a menudo pasan por alto un conflicto que dejan sin resolver y la energía se enquista. Quizá una herida que creíamos cerrada vuelve a movernos algo que también habría que revisar. Una mirada hacía el interior es posible que nos indique que aún queda algo por sanar que he pasado por alto. Este proceso debería ser algo íntimo. No siempre es necesario informar al otro de aquello que siento. Con la luz de mi conocimiento es suficiente.

Ejercicio práctico

Con este ejercicio vamos a intentar contactar con esos conflictos internos que aún puedan necesitar de nuestro reconocimiento. Puedes grabarlo con tu voz o pedirle a alguien que te lo vaya leyendo.

  • Toma tres respiraciones profundas y siente como se relaja todo tu cuerpo.
  • Permítete pensar en alguien que en un momento determinado te haya generado dolor o conflicto.
  • Después de contar hasta tres imagínate en un jardín que crearás a tu gusto lleno de elementos naturales que te inspiren. Déjate llenar de vida.
  • Ahora dirígete a un lugar especial de ese jardín e invita a esa persona relacionada con el conflicto. Invítale solo a escuchar. Imagínalo dentro de ti y dile entonces lo que tienes que decirle. No justifiques, solo reconoce tu dolor.
  • Cuando ya no quede nada que decir pídele que te devuelva tu poder. Es muy posible que le hayas entregado energía de manera inconsciente. Cada persona debe hacer suyo el poder que le corresponde. Imagina la energía de color brillante.
  • Dile a esa persona: “Ahora puedo verte, ahora puedo asumir el cincuenta por ciento del aprendizaje de nuestra experiencia juntos. Gracias por ayudarme a crecer. Perdono lo que me has hecho y me perdono por habérmelo dejado hacer. Libero el personaje y simplemente rompo el vínculo”. Le despido y dejo que se marche.
  • Respira profundamente y observa cómo te sientes. Trae toda esa información al momento presente.

Pixabay/Antranias

 

Este ejercicio es muy potente. También podría servir escribir una carta en la que pueda expresar lo mismo. Gracias a estos ejercicios voy vaciando mi interior de conflictos y recuperando equilibrio. La vida seguirá teniendo sus retos pero, tras los ejercicios, los retos serán mucho más ligeros.

Al final nos damos cuenta de que todo es perfecto y de que nuestra alma sabe lo que hace.  Por nuestra parte lo mejor que podemos hacer es rendirnos y vivirlo como si lo hubiéramos elegido de manera consciente.

Te ofrecemos también la posibilidad de escuchar el ejercicio en este vídeo.



×